El Ogro.

La carretera está vacía y el Ogro duerme en su rincón, no pasa nadie ya por ese camino desde que se corrió la Voz de que era peligroso.
Reposa el aire que tranquilo, no habla, solo unas tímidas hojas de algún árbol cercano se escuchan en el silencio de la tarde, el ronquido del Ogro no deja lugar a dudas:
Descansa la tarde, en algún lugar lejano unos niños juegan al escondite, ajenos al ogro, ajenos a la tranquilidad de la tarde.

Pasa un extraño coche negro, con un extraño ataúd, el paisaje cobra Vida, sin embargo el Ogro duerme aún, no se despierta de su profundo sueño, mientras la tarde tranquila sigue su curso hasta el atardecer de las horas.

Veo el Sueño Placido del Ogro, la última merienda no estuvo mal, sin embargo los escasos víveres de su cara le volverán a despertar , mientras en la lejanía unos niños alegres juegan al balón en las calles, ajenos a la triste tragedia que nunca ocurrirá.

Mañana morirá el Ogro, lo sé, de un infarto al Corazón, pobrecillo.